“Cuándo será el día que te
pongas de novio!”
“Bueno ya hace mucho que
están juntos, por qué no se casan de una vez?”
“Y chicos…cuando me hacen
abuela!”
“Sabés que tu hijo es mi
nieto preferido, pero…cuando va a sentar cabeza y tener a una relación seria con una chica?”
Y como éstos hay infinitos
ejemplos ya que el objeto de deseo una vez satisfecho se reinstala, reinventa y
vuelve por más. Es normal encontrarse
persiguiendo lo que no tenemos, y quizás ahí está el error, en
perseguirlo. La ambición, como todo, en
su justa medida es buena porque de alguna manera motiva y la realidad es que es
intrínseca al ser humano. Sería interesante sin embargo detenerse en la
diferencia entre perseguir y seguir en búsqueda de lo que queremos.
Perseguir: uno visualiza a una persona apurada, cansada
(si logra exteriorizar sus estado anímico) estresada (si no logra hacerlo),
agitada, su cuerpo le pide que pare, su mente no lo deja. Su mente siempre se las ingenia para imponerse
y se sale con la suya, de ésta manera no le presta atención a lo que el cuerpo
necesita, detenerse. La persona que persigue no es una persona feliz ya que no
logra retener sus logros por mucho tiempo.
Siempre necesita más y cuando no lo consigue se empecina, insiste hasta
obtenerlo.
Seguir: la imagen en este caso es distinta, si bien
hay movimiento, el mismo es más sereno, calmo.
La persona sonríe porque quiere algo y va por eso, pero no lo necesita
desesperadamente. No se obsesiona con lo
que no tiene sino que trata de sumar. La
felicidad de esta manera es más posible, hay más armonía entre cuerpo y mente
ya que ambos escuchan sus necesidades y les prestan atención.
Qué bueno es poder disfrutar
de lo que uno obtiene. Qué bueno es
poder detenerse en el casillero del “logro” en este tan complicado juego de la
vida y quedarse un poco quieto allí, disfrutándolo, viviéndolo, compartiéndolo
y hasta darse el lujo de hacer la plancha.
Alguna vez se tomaron el tiempo de hacer la plancha en el mar? En la
pileta? O son de los que están siempre braceando, tratando de llegar a alguna
orilla para darse envión y empezar nuevamente a nadar. Qué te pasa si te detenes, tenes miedo a
hundirte? Quizás cuando nos detenemos
tenemos tiempo, tiempo para mirarnos, mirar a nuestro alrededor, quizás no te
gusta eso, ver lo que estás construyendo, en quién te estás convirtiendo. En general las personas que no pueden parar a
disfrutar es porque están buscando afuera lo que no logran obtener dentro
suyo. Los invito a hacer la plancha y
quedarse así por un buen rato, cerrar los ojos y sentir la paz de haber llegado
a un lugar donde eligen estar por un tiempo, disfrutar de echar raíces sobre ese nuevo
logro, observar el fruto que florece gracias a las raíces que vos estás dejando
crecer.
Seguir, movilizarse para
superarse es sano y tiene que ver con mantenerse motivado. Perseguir permanentemente lo que no se tiene
no lo es, agota y desgasta.
Muy bueno! Para pensar y reflexionar!
ResponderEliminarMuy interesante Mary! tomo la propuesta de hacer la plancha... al menos un rato!
ResponderEliminarÓscar Villa:
ResponderEliminarYa ves! con tanto estrés social me encanta eso de "hacer la plancha".
Bsos y sigue aportándonos tu visión.
me gustan mucho los artículos, todos me dejan algo para pensar y ver y sentir .... me quedo con hacer la plancha y mucho mas, besos ,marian
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