miércoles, 25 de noviembre de 2015

Argentina necesita UN NUEVO PARADIGMA SOCIAL

Un paradigma es un conjunto de creencias y valores que afectan la manera en que un individuo percibe la realidad y como acciona frente a esta percepción.  Se constituye de alguna manera en un modelo, en un sistema de pensamientos que actúa en un momento determinado  y orienta periódicamente a la sociedad.  Los paradigmas proporcionan una visión para comprender la realidad y es justamente esa visión la que creo ha cumplido su ciclo. 
Nuestro paradigma político social es el individualismo,  la desconfianza y la discordia.   Cuando transitamos este camino del individualismo nos aferramos a la coyuntura y solo construimos  cuando la misma beneficia nuestros propios intereses,  no pensamos en el bien común.  Elaboramos proyectos cortoplacistas para manotear resultados, que aunque vacíos de contenido satisfacen nuestro deseo de poseer algo, esto convalida nuestra creencia de la falta de confianza de los argentinos en Argentina.  No construimos valores que sirvan para edificación de la comunidad ya que dudamos de la posibilidad de construir algo que perdure en conjunto.
En general nuestros gobernantes se han encargado de desandar el camino que ha transitado el anterior.  Es así como nos cuesta ir trazando un lineamiento coherente hacia un horizonte de comunidad.   El periodismo y la cobertura mediática le pone el foco a la ya famosa “brecha”  y si bien no creo que sea producto de su invento sí que le da un protagonismo que derrama odio y desánimo en la sociedad. 
 En esta época de campaña los candidatos y referentes políticos se exponen, recorren, nos cuentan que van a hacer, qué han hecho, algunos hablan de la necesidad de cambio y en algunos  escucho demasiados bla bla disfrazados de propuestas y medidas.  Argentina necesita un líder social  que introduzca un nuevo paradigma,  que lo promueva gobernando a través de todo su ser, de su personalidad, fortaleza, experiencia política, de su capacidad de rodearse de profesionales idóneos y de su gestión, que ponga el acento en la necesidad de todos los argentinos , en el diálogo y consenso como práctica habitual para lograr el desarrollo de nuestro país y no como medida de marketing.   Tenemos un sistema presidencialista,  por lo tanto considero que la responsabilidad del próximo futuro presidente es convertirse en este líder social.
A su vez, el paradigma debe ser compartido por el trasfondo cultural de la comunidad y es ahí donde todos nosotros debemos empezar a concientizarnos sobre la importancia de nuestro obrar desde nuestro lugar.  La felicidad y el destino de los argentinos no puede depender del gobernante del momento ya que va a ser pasajero.
Debemos tener la  decisión y capacidad de acompañar y ayudar a cambiar el viejo paradigma,  a resignificar conceptos, creencias e ideas.  Estamos paralizados ante la necesidad de cambio y cuando esto ocurre pueden pasar dos cosas, o nos quedamos en el mismo lugar o retrocedemos, ambas conducen al deterioro.   En la medida que no se produzca el cambio seguiremos funcionando de manera ciclotímica pensando que el mundo,  junto con nuestro ánimo se desmorona o levanta dependiendo de quién ocupe la Casa Rosada.   Nosotros como sociedad debemos ayudar desde el rol que cada uno ocupe para que Argentina logre desarrollar el potencial que sin lugar a duda tiene.
Empecemos a creer que el todo es mucho más que la suma de las partes, abandonemos la idea de que somos un conjunto de ciudadanos, seamos una NACIÓN.