sábado, 25 de enero de 2014

Cambio



Una vez más encuentro en lo cotidiano un tema para reflexionar.
Transcurre en el jardín y esta vez la protagonista fue la manguera. 
Ahí estaba yo tratando de unir dos partes de ella para llegar a un cantero que estaba muy seco.  El primer intento fue un fracaso, la presión del agua separó los dos extremos, insistí, ésta vez haciendo más fuerza, ocurrió lo mismo, no pude.  No vale la pena detallar cada situación porque todas fueron iguales y la escena siempre fue la misma, yo uniendo las partes, sosteniéndolas unos segundos, utilizando toda mi fuerza, cuando creía tener la situación controlada la apoyaba en el pasto, soltaba los extremos pero cuando terminaba de contar hasta tres el resultado se repetía casi como sistematizando mi fallido.  
Me enojé mucho con la manguera,  también conmigo y como hago la mayoría de las veces que me siento así, decidí parar.   Fue cuando me estaba dirigiendo a apagar la canilla, fue cuando me moví del lugar anterior cuando pude ver, comprender lo que pasaba y hacer algo distinto para lograr mi objetivo.  Una parte de la manguera que estaba sobre el pasto estaba doblada, esto era lo que impedía el paso del agua provocando la presión que  hacía que yo no pudiese unir las dos puntas.
Al poder verlo, al notarlo, enderecé la manguera, el agua empezó a fluir  naturalmente y fue allí cuando pude hacer que llegara al cantero y regara las plantas.
Esa vez no tuve necesidad de hacer fuerza, sólo le di curso a lo que estaba hecho para funcionar.
En ocasiones logramos hacer contacto con la necesidad de cambio pero muchas veces nos cuesta conectarnos genuinamente con nosotros mismos para accionar en función a la necesidad.

domingo, 5 de enero de 2014

A veces cambiamos y nuestro entorno ya no encaja, aceptación




Algunas personas en algún momento de su vida cambian.  Las causas del cambio pueden ser muy variadas, por alguna crisis, por descontento, por darnos cuenta que lo que en algún momento nos hacía feliz hoy ya dejó de hacerlo,  que lo que creíamos que nos hacía feliz era sólo eso, una creencia pero que al hacer contacto con nuestros sentimientos nos encontramos tristes, insatisfechos, incompletos. 
Los cambios en general, aunque a veces parece  se producen repentinamente, llevan largos procesos internos.   El malestar es la semilla.  Cuando se ha plantado la semilla es muy difícil detener su evolución,  entonces sigue su curso de desarrollo de crecimiento.  Internamente aparecen cuestionamientos, dudas, uno prueba y pone a prueba, busca alternativas y siempre el objetivo es tratar de volver a funcionar en armonía con uno mismo, es tranquilizar todo ese movimiento interno.
Lo que sucede es mucho más simple de lo que parece, sólo hay que entender el funcionamiento de las personas en su continuo dinamismo.  Los que entendemos al ser humano como protagonistas de cambio donde los caminos lineales no son más que atajos al fracaso e insatisfacción podemos comprender que la prueba y error en la vida es el funcionamiento habitual.  Esto no quiere decir que todas las personas tienen que ir rompiendo estructuras o deshaciendo lo construido  por el sólo hecho de cuestionarse y querer cambiar.  Lo que intento expresar es que transitamos en medio de la finitud y limitación de lo establecido.  Que la incertidumbre nos dirige mejor que cualquier brújula. 
Sin embargo es importante poder mirar al costado y no sólo dentro nuestro, que si bien la semilla está produciendo una revolución silenciosa internamente, tendríamos que poder considerar lo que hasta ese momento nos fue acompañando,  nuestro entorno, el que una vez elegimos, con quien en una etapa de nuestra vida establecimos una alianza.  Convivimos con ese entorno que hoy estamos mirando con recelo pero que una vez nos perteneció tal y cual hoy sigue siendo.