sábado, 9 de julio de 2016

ATRAVIESO EL FRACASO Y ABRAZO MI REALIDAD

Cuando fracasamos en algún aspecto hay un tiempo destinado a ver qué podríamos haber hecho diferente, nos culpamos por conductas que hoy creemos ver tan claramente erróneas y que sin embargo por motivos que no comprendemos, ya que estamos parados en un lugar diferente son las que allá y entonces elegimos.   Este es el período para enojarse con uno mismo, para enojarse con los otros, para culparse o echar la culpa, predomina el sentimiento de dolor y resistencia a aceptar el fracaso tal cual se presenta en el aquí y ahora.
En este período,  familiares y amigos se hacen más presentes, todos con la mejor intención y amor intentamos ayudar, en general ensalzando las virtudes y capacidades del que está sumergido en el barro de su derrota.   Hacemos afirmaciones con una certeza de dudosa llegada utilizando frases como:
“Aprovecha esto que te está pasando para aprender”
“Es difícil pero va a pasar”
“Te vendría bien hacer terapia, meditación, un retiro, viajar, empezar cross fit, yoga” etc. etc.
Nos invade la confusión porque no sabemos si comprarnos la túnica o las calzas, si entregarnos a la calma de ejercicios zen o salir a transpirar ejercitando músculos que ni siquiera sabíamos teníamos, si visitar al sacerdote o al psicólogo. 
Lo único cierto de esta situación es que después de un tiempo,  ya pasado el impacto inicial donde el fracaso es de público conocimiento, las personas retomamos el agitado ritmo con el cual en general se vive en estos tiempos y el que sufre se encuentra solo.  Allí quedamos nosotros con nosotros mismos.
Y es así como empezamos un nuevo período, nos adentramos en nuestra persona,  nos conectamos con nuestra esencia, nos revisamos, chequeamos nuestras capacidades olvidadas, miramos nuestro potencial, nos amigamos con nuestras debilidades, dejamos situaciones y personas en el camino, elegimos despedirnos amorosamente de lo que nos conecta de una manera u otra al fracaso,  pero no nos enojamos con el mismo ni cultivamos sentimientos negativos hacia eso que ocurrió ya que tiene que ver con nuestra vida y por lo tanto siempre va a ser parte nuestra.  Es entonces cuando elijo incorporar lo ocurrido e integrarlo a mi experiencia, sin ningún propósito específico, lo hago parte de mí.
Es por eso, que antes de avanzar, antes de empezar a transitar este nuevo período  elijo abrazar mi realidad, aquietarme.  El abrazo para mí significa unión, intención de unirme y en general en el abrazo encuentro serenidad, amor y contención, ingredientes necesarios para que el fracaso deje de producir dolor, para aceptarlo y poder seguir adelante.
Nosotros no elegimos lo que nos pasa,  pero sí qué hacer con eso que nos pasa.
Yo hoy elijo reconstruir, yo hoy elijo reconstruirME.

Utlilizo al abrazo como punto de partida, es por eso que hoy te abrazo realidad.