Manejando hace unos días por la autopista por el carril izquierdo, vi en el espejo retrovisor un auto que se
acercaba muy rápido hasta quedar a muy corta distancia del mío. Obstaculizado y obligado a disminuir su
marcha por estar yo enfrente comenzó a hacer luces para luego recurrir a una
acción un tanto más molesta, tocar la bocina.
Esta situación no duró más de un minuto, elegí para ella un final feliz poniendo el guiño, corriéndome hacia la
derecha y dejando al hombre retomar su excedida velocidad desapareciendo frente
mío de la misma manera que como había aparecido, rápido, súbito, frenético.
En otro momento de mi vida
quizás yo no hubiese optado por lo mismo.
Hubiese permanecido en el mismo carril tratando de enseñarle a ese
energúmeno como conducirse por la vida, me hubiese empeñado en que respetara el
tránsito, en que hiciese las cosas bien. No me hubiese corrido, obligándolo de esta manera a aminorar su velocidad, a permanecer detrás de mí
con su auto casi oliendo mi paragolpes y al no poder avanzar a 160 km él sólo
hubiese incrementado su enojo logrando finalmente pasarme por la derecha casi
rozando mi auto y expulsando epítetos que por suerte yo no hubiese podido oír pero sí
darme cuenta que no iban a ser música para mis oídos ya que el movimiento de
sus manos y expresión de su cara así lo determinarían. martes, 19 de noviembre de 2013
lunes, 4 de noviembre de 2013
Orfandad de referentes
Cuando escucho a los
adultos quejarse sobre la falta de valores de las generaciones que les
anteceden me pregunto el motivo por el cual esto sucede. Y sin la intención de encontrar culpables
pero sí razones se me ocurre que algo debe estar pasando en la sociedad. Dado que es una característica de la gran
mayoría de los menores de 30 años, no deberíamos acotar la problemática a hijos
de padres que trabajan todo el día, hijos provenientes de familias
disfuncionales, ensambladas, criados en un entorno de violencia, abusos o
adicciones. Ellos hoy son más
cuestionadores, transgresores, rebeldes, con pocos valores relacionados a la
cultura de trabajo, con menos capacidad de esforzarse para forjar un futuro ya
que el acento está puesto en el aquí y ahora.
Ellos, sin embargo son producto de una enseñanza y tanto ellos como las
personas de todas las edades y en todos los ámbitos necesitamos referentes,
padres, docentes, jefes, líderes políticos.
Qué clase de referentes
estamos siendo?
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