sábado, 10 de diciembre de 2016

Gracias VIDA, por tu mucho, por tu poco

Siempre me gustaron las mañanas,  la de hoy es particularmente lindísima, de esas que me recuerdan a mis veranos en el Sur donde el clima tiene la mezcla perfecta porque puedo disfrutar del calor pero sin sentir la usual humedad bonaerense que aplasta y saca la energía.   Hoy, esta lindísima mañana, amanecí  con una gran necesidad de agradecer la vida y todo lo que me pasa en ella,  porque me doy cuenta, porque sigo comprobando que tengo la posibilidad de transitar este camino llamado vida como un recorrido que siempre quiere conducirme a mi superación, entendiendo a mi superación como mi mejor bienestar.
Yo realmente vivo y eso agradezco, con la posibilidad de disfrutar la infinidad de situaciones que me generan alegría, la infinidad de personas amorosas  que tuve la suerte de cruzarme y que se quedaron conmigo,  disfruto lo que me pasa y quienes me acompañan.   También sufro y lloro como una marrana porque muchas veces me duele la humanidad, me desmorona la incomprensión que siento ante lo adverso y conflictivo, la ausencia de respuestas a los miles de POR QUE?? que grito o murmuro me entristecen.  
Pero sigo viviendo y es en ese contraste del disfrute y sufrimiento donde entiendo a la vida como un trabajo.  Criada en una familia de seis hermanos con papá militar y madre docente, la cultura del trabajo es algo que mamé de chiquita.  Tuve la suerte de que en mi casa me lo transmitieron como un  valor,  como algo positivo y que hay que estar agradecido de tener,  algo que si bien requiere de mucho esfuerzo siempre tiene como resultado el  reconocimiento,  algo por lo cual uno siente que vale la pena, que si bien en ocasiones puede ponerse difícil  y nos puede generar mucho malestar,  el esfuerzo que hacemos para mantenerlo nunca es en vano.
Desde ese lugar me paro a hacer la analogía de la vida como un trabajo.   Te da un motivo para levantarte cada mañana, hay días rutinarios que solo transcurren, otros que la tarea parece desbordarnos, el tiempo no alcanza para cumplir con los objetivos, nos ligamos una llamada de atención y nos frustramos.  Al día siguiente,  las cosas salen bien, muy bien, somos las mismas personas con la misma capacidad intelectual que el día anterior, no hicimos ningún master acelerado durante la noche pero ese día amaneció distinto, aparece alguna felicitación o el simple sentimiento agradable de saber que la tarea está bien hecha.
Y de eso se trata por lo menos para nosotros que somos humanos y vivimos en este planeta, de levantarnos, dar lo mejor de nosotros, saber que a veces la cosa va a andar bien y otras mal, de esforzarnos porque a la vida vinimos a trabajar para dar lo mejor de cada uno que es mucho porque todos valemos oro y de tener la seguridad/garantía de que siempre vale la pena la vida, de que estoy en ella y de que a eso lo agradezco.