viernes, 13 de septiembre de 2013

Querer abrirse a la experiencia

 


Dedicado a mis amigos Vero y Juan que voy a extrañar mucho


A cierta edad algunas  personas pueden creer que ya no necesitan agregarle nada nuevo a su vida.  Voy a poner el foco sobretodo en la falta de ganas de tener nuevas amistades, de conocer personas y vincularse con ellas.  Pareciera ser que el momento de construir y establecer relaciones tiene para algunos un tiempo limitado, acabado el mismo se cierran las imaginarias compuertas que ellos han construido para atrincherarse en el raviol de su existencia sin dejar que nada ni nadie entorpezca su prolija y cerrada manera de vivir.

Cuando me cierro en mi círculo por más amplio que sea el mismo dejo de necesitar del otro para que me retroalimente.   Creer que nadie más puede aportar un  ingrediente interesante, novedoso o hasta que pueda irrumpir en la vida de alguien para agregar un componente enriquecedor puede ser un concepto demasiado autosuficiente.  No creo que ser autosuficiente sea una virtud, sino un espejismo.
Los seres humanos somos seres sociales, hay algo de mayor humildad que  reconocer que solos, por lo menos en este mundo no podemos?  Hay algo más humano que decirle al otro que lo necesita?  Entonces, cuál es el sentido de decir que ya no nos interesa tener nuevos amigos.  En muchos casos es sólo un decir, porque hay personas que pregonando dicha creencia se han sorprendido al ver que ya cuando habían cerrado la lista de invitados se encontraron agregando nombres nuevos, nombres de nuevos amigos.  Y que el aporte de esas nuevas relaciones enriqueció su persona.  Sería bueno revisar esa pose de “no necesito de nadie más” de querer mostrarse tan fuertes y sólidos como para prescindir de la necesidad del otro.  La misma sólo cierra puertas.
Abrirse a la experiencia es vivir pensando que el futuro siempre me puede dar algo que hoy no tengo, y que ese algo si yo lo encontré, si tuve la suerte de ir por la calle con los ojos abiertos para verlo va a sumar, me va a enriquecer.  Considerarse seres acabados es ir por la vida con los ojos cerrados, desechando cualquier oferta o invitación a la superación.  Porque conocer una persona nueva, dejar que se relacione con uno, que se vincule y que lo afecte es superarse.  Me cuesta pensar que alguien pueda realmente creer que ya no va a tener la suerte de seguir por este recorrido de la vida incorporando nuevas ideas, valores, conceptos, fachadas y fondos, personas, amigos. 
Abrirse a la experiencia no es sólo conocer gente nueva para establecer con ellas relaciones profundas, también es prestarle atención a las propias necesidades e ir por ellas.  Los viajeros y aventureros de la vida la transitan con los brazos abiertos y con los mismos abrazan cada situación nueva, la enfrentan, la escurren, la viven.

 

1 comentario:

Gracias por comentar en SimpleMente, me interesa mucho tu opinión