En la vida nos pasan cosas buenas y malas, nos topamos
con personas que nos nutren, otras que nos resultan indiferentes y quizás, en
ocasiones, algunas que otras que nos lastiman, eso ocurre en forma dinámica. Mientras transitamos por este camino no sólo estamos
expuestos a que lo anterior suceda sino a que se repita más de una vez,
provocándonos alegría cuando lo recibido nos hace bien y por el contrario
tristeza cuando nos hiere. Lograr
abrirnos a ese TODO que ocurre es una invitación diaria a experimentar la vida
para SER maravillosos y para HACER maravillas con cada día.
Lo que nos pasa no siempre depende de nuestra voluntad y
lo que intentamos generar no necesariamente se genera, sin embargo hay algo que
sí es potestad nuestra: quiénes elegimos ser, qué personalidad desarrollamos
dentro del encuadre de nuestro carácter, con quiénes elegimos vincularnos y los valores
en los cuales queremos echar raíz para que lo anteriormente mencionado
ocurra. La vida nos ofrece sucesos con matices
de infinitos colores e iguales de infinitas son las oportunidades que tenemos
de elegir qué hacer con cada uno de esos sucesos en pos de nuestra plenitud, de
nuestro bienestar y del de quienes nos rodean.
En ocasiones, experimentamos disfrute, diversión, de
alguna manera sentimos que la vida nos sonríe.
En nosotros está querer conectarnos con esos momentos plenamente para
impregnarnos de todo lo positivo que de allí puede desprenderse y zambullirnos
de cabeza al goce que puede producirnos una buena reunión en compañía de
amigos, una carcajada ante una situación graciosa, saborear una rica comida, un juego
entretenido, una película conmovedora, un libro atrapante, un paisaje
atractivo, sentimiento de amor en el encuentro con un otro, el dejar volar la
imaginación con el sonido de una buena canción o simplemente un momento tranquilo
con uno mismo. Quién no tuvo contacto
con algo de esto en los últimos días?
Estoy segura que pocos. Si
podemos vivir cada una de esas sensaciones profundamente, si las valoramos dejándonos
regocijar ante el milagro de tenerlas al alcance de nuestras manos sin muchas
veces haber hecho nada para que eso ocurra y las incorporamos a nuestro ser,
seguro que va a ser una gran posibilidad para enriquecernos y fortalecernos.
Puede tocarnos también eventualmente, atravesar alguna crisis,
puede que suframos, podemos sentir dolor o debilidad, decepción, frustración, impotencia,
enojo. Seguramente la mayoría también
experimentó algo de eso y es acá donde toca atravesar el sufrimiento sin
atajos, toca arremangarse y trabajar para salir adelante nunca vencido pero
siempre transformados en personas más maduras, más sabias.
Ambos escenarios se nos presentan, nos son dados. Por un lado sería bueno poder agradecerlos,
como agradecemos todo los que se nos da, así como comprometernos a exprimir
tanto con fuerza como con delicadeza para sacarle jugo a cada circunstancia, circunstancias tan
cambiantes, tan inesperadas, tan sorprendentes, tan únicamente tuyas, tan
únicamente mías.
Yo cada día intento abrirle los brazos a la experiencia y
tomar todo de ella para que me impulse a
crear de mi realidad esta obra de arte que llamo “Mi vida”.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida. Donde trascurrimos las simples cosas
ResponderEliminar